23 de marzo de 2020

Ya, lo sabía

Vives tus discursos, los que escribes sin pudor y reescribes sin promesas que cumplir, y sin derrotas. Los que fuerzas, que negocias, que revistes de moderación y sensatez, y que no engañan ni endulzan los oídos que los compran.

Vívelos, que yo lo sé, lo sabía, cuando el viento se llevaba las sonrisas y la sensatez rompía la locura de esos días. Los viví, los reescribí, mis discursos con sus rimas y caricias. No los compres, no los vendo, hablando más de mí que de cualquier espejo que viví, que dirimí, al que convencí de mis discursos que acarician con el filo del acero entre mis líneas.
Mi espíritu lee la labia de tus labios porque es la misma tinta que da vida a sus alegatos.

Sí que ya, lo sabía. Escribe y reescribe cuanto quieras y precises, que en mi vida no manejo tus discursos, no argumento más mis intenciones, tus deseos, el realismo que cobró y la fantasía que temía.
Lo supe a cada instante, lo vivía, parada frente a un antes y un después; mi nueva vida. La que irrumpe por tu causa, y que te olvida. Que te arrastra y te reniega y se regocija, de saber que te reescribes los discursos para no vivir una mentira.

Vívelos, que así es la vida. Eso que continúa, y no se espera, y no te invita a presumir de tus bondades sin pagar a língua.

Vívelos, que cuando brillas, la mirada de tus ojos ilumina. Encienden todo alrededor como a mis chispas.

Vívelos con la felicidad de ser en mí la vida que se continúa, como una niña.

https://www.youtube.com/watch?v=LSR1BNxdT8A

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