14 de febrero de 2019

Sin palabras es lo que nos queda cuando hartos de pensar sólo callamos. Sin palabras es silencio por desgano. 
La derrota de los fundamentos que no dan a basto.

Al punto de no hablar, es al punto de dejarnos.
La resistencia del final que convocamos.

Enmudecemos, para no desperdiciar momentos en suicidios confesionales innecesarios. Porque hablar ya carece de sentido, los pensamientos más roídos de pensar son nuestro libreto cajoneado. 

Sin negación. Sin comentarios. 

No hay temor en el callar, así como no hay valor en el verbalizar lo que no tiene caso.
Sólo actuamos. 

 La crudeza de esta honestidad es mi elección, y tal vez sea tu descarto. 
No me pesa, como no me arrepiento, de hacer esta elección sin exigencias ajenas a mi deseo. 

En conciencia absoluta de esta libertad que anhelo.

Sin melodrama. Sin formato. 


Sin palabras, cuando no place el silencio.