21 de mayo de 2020

Sopla el viento y quiero oír el murmullo que lleva, 
las ideas que alborota mientras atraviesa alborotando mi cabeza.
Algunas dudas, muchas certezas.
La voluntad de liberar del corazón las pertenencias, 
esa percepción errada de control sobre tu vida, tus creencias.
La equivocación de aferrarte a lo que no dispones, ni dominas, ni creas
la vana fe de consentir la abnegación que te maneja.

Sopla el viento y va limpiando, va llevando, lo que resta
de esa vieja tendencia a recrear lo que aprendiste por cautela,
sopla el viento y va dejando espacio libre que sembrar de ideas nuevas,
va dejando libertad, va acallando a quien reniega. 
Su murmullo es más bien la mansedumbre de una siesta,
que asemeja la violencia a la paciencia,
Como el sonido que el silencio reverbera sin cesar en el vacío de una brecha.

Nada más que amar la realidad, sea cual fuera. 
Nada más y nada menos que aceptar que sí, al final, todo se deja.