20 de junio de 2020

Meses, el tiempo que se cuenta cuando buscas la dimensión en tu cabeza. Cuando la dimensión del corazón supera fuerzas. Cuentas tiempo, cuentas gastos, cuentas cuentas. Hasta que llega ese momento en que la realidad te empuja al torbellino que atraviesas, evadiéndolo, negándolo. Los cambios se agolpan, las frustraciones llegan, y en algún punto la realidad empuja, y tropiezas.

¿A qué te aferras cuando giras con torpeza? ¿Quién te sosiega?

Cuando un desconocido conocido es la mejor respuesta.

Si tanteas decisiones y flaqueas, si no dudas pero te faltan fuerzas, si sólo te enrollas en silencio y te superas. ¿A qué te aferras?
¿A tí mismo? Si no dejas de saber cómo es que continúas enmendando tus apuestas.

Meses, y hoy, ¿A qué te aferras?

https://www.youtube.com/watch?v=tO4dxvguQDk

4 de junio de 2020

Encuentros que se escriben mucho antes de vivirlos, aparecen rebotando entre oportunidades, decisiones y momentos, en el juego azaroso de dejar ir los desencuentros.
Encuentros que se escriben simples, o encuentros revueltos.
Entre consuelos y respiros, ilusiones y realismos que se van tejiendo. 
Si un encuentro te define es que no estás muerto. 

Retacitos y fragmentos que vas cosiendo con el tiempo, modelando en silencio lo que no dijiste, lo que perdiste en el tiempo. Si un encuentro se perfila, te atraviesa y lee incluso en los espacios vacíos que escondés; saber frenar, saborear, desear aquello que no puede describirse, o siquiera definirse, como el anhelo que no verbalizamos por temor, por cautela, o por recuerdos.

Aquello que es hecho para vivirse, que no se evita, no se pierde. Esa instancia de anhelar una vez más. 
Esa puerta que escondí y abriste a ciegas.
Esta nueva invitación para jugar.