10 de febrero de 2020

As malas

Al hacer las maletas, uno repasa en silencio su propia historia, su propio tiempo. Revive recuerdos y atesora objetos para recordar momentos. Hacer las maletas siempre fue una bendición en mi corazón, la frágil oportunidad de libertad y de amor propio abriéndose paso sutilmente entre pañuelos. 

Esta vez mis malas sienten que han acumulado mucho peso, se sienten firmes y seguras, pero también sin resto. Esta vez más consciente que nunca, elijo lo que se cuela en recovecos. 

La calma que me invade es la sorpresa de este cambio, de un nuevo comienzo que no esperé llegara a mí tan seguro y tan sereno. De verdad no hay culpas ni arrepentimientos. De verdad, sin versos. Hay mucha firme consciencia de lo vivido, de muchos años de ciclos repetidos y aceptados, que hoy despido. Fuiste la excepción que sin amar me hizo avanzar a lo desconocido. Con la convicción de no errar por voluntad ni indiferencia, puedo reconocer en mi a una mujer que mi niña de ayer admiraría. Hoy me siento la vida que elegí, la mujer que construí, y así, consciente, voy reescribiendo rumbo. 

No voy a convertir mis letras en la conversación que mi corazón sostiene de tanto en tanto, con tu ausencia. Esperaré el momento en que esa conversación se apague, como todas las cosas simples se dispersan en el tiempo, mientras tus iniciales continúen junto al volante, mientras elija cargar en mis maletas, tu recuerdo.

https://youtu.be/cJKbiH_8gQ8

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