30 de diciembre de 2023

 Palabras que se han dicho y hoy se olvidan.

Susurros que se piensan, hasta ser quejidos. 

Imágenes vívidas que hoy no están, en la claridad de la pereza.

Sinceridad que adormece al candor que conquistaste, y ya no es presa.


Palabras que se piden, y se encuentran. 

Y cavilan, los recuerdos revividos, las emociones descubiertas

Como si la locura te hiciera hablar desde un lugar donde no estamos

Donde no quisimos. Donde solos fuimos. 


Palabras que se olvida quien las dijo. 

Desencuentros de lugares en la vida muy distintos. 

Palabras de cuando uno va y el otro ha ido. 

Silencios que se cierran, en discursos sin sentido.


Palabras que se olvidan, ¡y qué más da!

que se olviden, con cariño.

11 de diciembre de 2023

 Llenar de silencios las palabras que se esconden, que se niegan.

La caducidad de pensamientos que hoy están, mañana esperan.

Repetir el déjà vu que no se pide ni se crea.

Remendando las palabras con palabras que sospechas.

No hay mentiras que convenzan a silencios que resuenan.

Ni verdades disfrazadas que alimenten lenguas muertas.

Hay algo ahí que, sin dudar, se nos aleja.

Pasos más, pasos menos, con tu indiferencia.

Mientras palabras más, palabras menos, enmudezcan.


26 de noviembre de 2023

Llenar de palabras el silencio, que no son palabras muertas
de palabras que resuenan en los labios y en las piernas, 
que riman en respuestas que al unísono de notas 
se responden mientras callan, seducen escuchándolas.

Palabras que dan miedo porque crean,
porque no hay ingenuidad que las alcance 
ni pereza que las venza;
porque no hay dos tontos que las oigan, ni callándolas las sepan.

Despiertan como el síntoma de lo desconocido que se espera,
pero no se busca
                               se descubre
                                                     y se protege si se encuentra.

Palabras que dan sed a lenguas muertas. A las bocas que callaron, a las mentes que alimentan. 
Palabras que se hablan, que se cantan, que se prestan. Cuando hablando, son el eco que resuena.

El verbo de las ganas que contienes, y lamentas, y reavivas... y refunfuñeas.
Prólogos de capítulos de un libro aún no escrito, palabras que comienzan...

30 de julio de 2020

mi corazón quebrado en nombres que no son piezas
mi historia en sombras,
que no se alejan
las atesoro, 
que en la tormenta, 
son los recuerdos que al mal alejan
son entretantos, de tanta vuelta. 
mi corazón amado, que me atormenta
de vez en cuando, sin una queja
no se acobarda
nunca me niega
una historia nueva, una herida vieja
que se remueve, que no se cierra.
mi audaz guerrero. y montón de vetas.

¿por qué hoy te escondes? ¿a qué te aferras?
si no eres presa ¿por qué reniegas?
¿dónde te escapas? 
que al agitarte,
me das la estela,
me das la pluma,
me quitas huellas. 

mi corazón se enfría cuanto se piensa 
se ve a sí mismo, 
como al poeta.
se siente vivo mientras se hiela
como un mendigo que el hambre niega.
mi corazón en ruinas más se renueva,
cual peregrino que no se entrega
y sigue vagando aunque no convierta
piezas y sombras, en obras nuevas.



20 de junio de 2020

Meses, el tiempo que se cuenta cuando buscas la dimensión en tu cabeza. Cuando la dimensión del corazón supera fuerzas. Cuentas tiempo, cuentas gastos, cuentas cuentas. Hasta que llega ese momento en que la realidad te empuja al torbellino que atraviesas, evadiéndolo, negándolo. Los cambios se agolpan, las frustraciones llegan, y en algún punto la realidad empuja, y tropiezas.

¿A qué te aferras cuando giras con torpeza? ¿Quién te sosiega?

Cuando un desconocido conocido es la mejor respuesta.

Si tanteas decisiones y flaqueas, si no dudas pero te faltan fuerzas, si sólo te enrollas en silencio y te superas. ¿A qué te aferras?
¿A tí mismo? Si no dejas de saber cómo es que continúas enmendando tus apuestas.

Meses, y hoy, ¿A qué te aferras?

https://www.youtube.com/watch?v=tO4dxvguQDk

4 de junio de 2020

Encuentros que se escriben mucho antes de vivirlos, aparecen rebotando entre oportunidades, decisiones y momentos, en el juego azaroso de dejar ir los desencuentros.
Encuentros que se escriben simples, o encuentros revueltos.
Entre consuelos y respiros, ilusiones y realismos que se van tejiendo. 
Si un encuentro te define es que no estás muerto. 

Retacitos y fragmentos que vas cosiendo con el tiempo, modelando en silencio lo que no dijiste, lo que perdiste en el tiempo. Si un encuentro se perfila, te atraviesa y lee incluso en los espacios vacíos que escondés; saber frenar, saborear, desear aquello que no puede describirse, o siquiera definirse, como el anhelo que no verbalizamos por temor, por cautela, o por recuerdos.

Aquello que es hecho para vivirse, que no se evita, no se pierde. Esa instancia de anhelar una vez más. 
Esa puerta que escondí y abriste a ciegas.
Esta nueva invitación para jugar.

21 de mayo de 2020

Sopla el viento y quiero oír el murmullo que lleva, 
las ideas que alborota mientras atraviesa alborotando mi cabeza.
Algunas dudas, muchas certezas.
La voluntad de liberar del corazón las pertenencias, 
esa percepción errada de control sobre tu vida, tus creencias.
La equivocación de aferrarte a lo que no dispones, ni dominas, ni creas
la vana fe de consentir la abnegación que te maneja.

Sopla el viento y va limpiando, va llevando, lo que resta
de esa vieja tendencia a recrear lo que aprendiste por cautela,
sopla el viento y va dejando espacio libre que sembrar de ideas nuevas,
va dejando libertad, va acallando a quien reniega. 
Su murmullo es más bien la mansedumbre de una siesta,
que asemeja la violencia a la paciencia,
Como el sonido que el silencio reverbera sin cesar en el vacío de una brecha.

Nada más que amar la realidad, sea cual fuera. 
Nada más y nada menos que aceptar que sí, al final, todo se deja.