Hoy no tengo muchas certezas. Siendo sincera nunca las tuve.

Cuando creí disfrutar mi libertad vivía mi vida a través de otros.

Cuando creí amar sólo coqueteaba.

Las veces que te dejé llorar fue aspirando a hacer lo mejor, y sólo nos hize daño.

Esa vez que se suponía por amor fue sólo por complacencia.

Mi seudofeminismo no es más que mi desesperada necesidad de independencia.

Mi lado masculino, mi cinismo esquizofrénico.

Al intentar vestir de arte las copias malgastadas de unas líneas anónimas, mis miserias.

En tanto inicié proyectos acabé dejándolos caer en mi olvido. Parí ideas y contraté a sus asesinos.

Tu amor entra y sale de mi vida con cada contacto y cada silencio. Y aún así es cierto.

Reniego de mi familia pero la elijo en otros todo el tiempo.

Disfrazo de objetividad, madurez, inteligencia, mi cobardía. Igual que vos.

Enfrento cualquier cosa tomando posición, pero no dejo de flirtear conmigo misma.

Mi gata me ama, aunque yo no sepa qué hacer para que deje de morderme.

Repito proyectos que armo y desarmo a voluntad y capricho.

Comprendo lo mismo por lo que me enfado.

Ignoro qué va a ser de mi futuro. Casi tanto como vos ignorás qué querés del tuyo.

Mi dominio de la química es por mucho superior a mi control sobre ella.

Mi contradicción es muy lógica y para nada confundida con inseguridad.

Y en medio de todo eso me levanto cada mañana; y todo eso, otro poco, lo empujo.

Libero, amo, lloro, complazco. Y bailo, y escribo, y canto, y organizo, y cada momento lo paladeo en la locura.

Espero. El cansancio ya no es incierto.

Sigo adelante.

3/7/09