7 de abril de 2017

Floreces como sueño de invierno entre cobijas, cuando el frío comienza a mecerme en su dulce consuelo. 
Cuando su brisa me anestesia, 
me da la chance de perdonar de olvido. 

Cambiando páginas que guardan espacios en blanco, 

que dejo pasar inevitablemente, 
porque tu viento es fuerte. 
Y renuevo las fuerzas que dejé perdidas, 
entre almohadas mal usadas y dormidas; 
Y retozo en esta oleada de energía que regalas,
agradecida, 
del placer de tu visita. 

Y si el sol despunta,

si el reloj se agita,
no lo veas, no lo oigas; 
¡Si es de noche en mediodía!
Y vente pues, 
secuestrando mis mañanas. 
Abriéndote paso debajo de mis sábanas; 
Róbame el suspiro que te aviva;
Quítame el pudor, devuélveme las brasas.
Hasta que sea medianoche, en mediodía.