2 de agosto de 2010

Quiero tus besos, tu abrazo, tu cuerpo. La fuerza de tu sexo irrumpiendo en mi alma desolada. Quiero el pavor de que me puedas. Quiero ceder. Ante la calma intempestiva de tu aliento, contar el tiempo acelerado y detenido, contar tus parpadeos. Quiero mi sangre convertida en fuego en la cerilla de tus dedos. Quiero mi naturaleza incendiada en tu derecho.



Revoltosas las caricias revolcadas en deseo, la fricción apresurada de tu instinto que se desespera por alcanzar al mío. El control al que me entrego de tus piernas, tu cadera, tu pecho; el arco carcelario de tus hombros, el tibio recoveco de tu cuello.


Quiero que quieras ver mi alma. Conocer el descontrol de mi deseo.



Quiero entregarte mi esencia liberada en mi mirada.


Espero que me atrapes, suplico que me implores, deliro con que me tomes.



En mis piernas, mi cintura, mis muslos, mis hombros, mis orejas ... degustes el suspenso, consientas la pasión, explores mis señuelos. En mis sentidos, despeines tus sentidos. En mi energía explotes tu placer.


Y seas viento, y sientas fuego, y corra agua, y vibres como el suelo.

En mis sentidos, mi placer, y mis gemidos...

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