28 de noviembre de 2010

Se van las aguas del dolor que no sentiste, ni buscaste, ni pediste. 
Como el murmullo de algo más que no esperaste; como algo más para el olvido. 
Un nuevo fracaso que se viste de olvido.




No destiñes el color de tus pupilas sin sentir que lo has querido,
sin que fuese tan solo una pregunta,
sin que fuese algo más que el recorrido.



No lamentes la intención que no dijiste de palabras no pensadas de momentos no vividos.



Ni busques entre caras y suspiros el suspenso aletargado, el terror de ser vos mismo.


Mírate, las aguas no reflejan si no han visto.


Miéntete, que hoy no es el día que despiertes, hoy es uno más, de uno mismo.

4 de octubre de 2010

Me entregaría hoy mismo a la pasión de vivirte. De conocerte. Cambiar de brazos al ritmo antojadizo de mi instinto. Degustarte. Abusando de la piel sobre la arena ardiente, en medio del agua fresca, en la humedad de tus cuevas, tus chozas. Manos blancas, manos negras, manos morenas. Pieles sin colores, cuerpos sin idiomas, fantasías sin creencias. Lealtad que puede y quiere ser infiel. Con prisa sin sábanas, sin prisa con recelo. Pacientes comienzos, desesperadas embestidas, acabados finales.

Entregaría hoy mismo mi cuota de pasión a tu universo y mis deudas acumuladas. Mis recatos, que son pocos, y mis destapes más anónimos. El sudor entre mis piernas y la sequedad de mi boca.

Y sólo pediría un poco más, ... y sólo me darías todo el tiempo.
Arrancando en el desasosiego de no tener ganas de arrancar, se siente el coraje del impulso. Se siente esa explosión desesperada de la vida que intenta dejar de diluirse.

Se siente sólo cuando arrancas, sólo si comienzas. Entre las rutinas, el desgano, el cansancio, perdemos la motivación y con el tiempo nos abandonan los incentivos. Y si damos las últimas brazadas a tiempo salimos, sino el camino de descenso no termina, es infinito. Y nos ven perdernos, y nos ven apagarnos. Cuando no hay magia ni mito, ni poder divino que pueda con nosotros mismos. Vamos llegando sin querer a donde los vimos, y nos desesperamos. Y ahora está tan cerca y parece tan sereno. 
Está tan cerca y es como un juego inacabable. Que repetimos, ida y vuelta del mismo modo que dejamos ir el tiempo.

La sustancia que adormece nuestra cabeza se desplaza por nuestro cuerpo como un río cálido en el que nos dejamos flotar; 
y es pobre mansedumbre del intoxicado, del aletargado, del bebido.
Que si me siento acorralada hecho a andar por donde nadie se lo espera. Si me atrapa la nostalgia vuelvo atrás, si me presiona el compromiso salto al tiempo en que desaparezca. 

Soy fugaz y efímera como es el viento, cobarde si la valentía me condena. El camino, el atajo, y el punto de partida.

Si te mezo en mis susurros soy la calma del río en el remanso. Si te enfrento en arrebatos soy la verdad incómoda; que no se evita, que no perdona, no da tregua.

Y cada vez que la nostalgia me escoza la piel me entrego al viento, aullando, con el hambre voraz de quien no tiene hogar, con la sed de quien añora lo dejado atrás.

Y cada vez que encuentro en tu brillo el reflejo de mis ojos soy el ronroneo al alba. 
Soy la garantía del placer entre tus sábanas.
La sensación de no saber si me tendrás mañana.

7 de septiembre de 2010

¿Dónde te quedaste?
Que no encontré la forma de eludirte. No supe volver a encontrarte ...
¿Dónde te perdiste? ¿En qué pensaste? ¿A qué le temiste?


 No hubieron superhéores en esta historia. Porque tú no tuviste el valor, porque yo no tuve la fuerza.


Todo eso que dijiste, que juraste, ¿Dónde lo guardaste? Busco en mi presente los rastros de su ausencia.


Alguna vez quisiste volver? Alguna vez quisiste buscarme?


Me pregunto si te enfrentaste al espejo diciendo "soy un cobarde", si lloraste por mi, porque no dudo que esas lágrimas fueron por ti. Por el sonido de tu ego partiéndose en tus manos como cristales.


Me pregunto y vuelvo a preguntar, por todo eso que no dijiste, por todo lo que negaste. Y no entiendo cómo todavía me lo pregunto. Teniendo las respuestas en mi cabeza, no suenan desde tus labios, suenan desde mi conciencia.


Y me sorprende que todavía lo pregunte. Es como si el tiempo no existiese entre nosotros, como si todos los días volviese a verte. Es como si no pudiese hacerte a un lado.


Y sólo sé que no te quiero en mi vida, y que no te supero, y que reniego de seguir donde me viste la última vez que volteaste. Antes de irte, por tercera vez, hacia donde no sé y hacia donde no me importa.


Reniego de volver atrás y desolada repetirme. De encontrarte en esas líneas que escribí al azar, de llorar por otros y decir tu nombre. Reniego de tu nombre, y tu imagen, y de las cosas que olvidé que te olvidaste y aún me encuentro.






Adónde fuí si me escondí de tu mirada, nada más. ¿Cuándo adormecí? ¿Cuándo perdí la calma?

2 de agosto de 2010

Quiero tus besos, tu abrazo, tu cuerpo. La fuerza de tu sexo irrumpiendo en mi alma desolada. Quiero el pavor de que me puedas. Quiero ceder. Ante la calma intempestiva de tu aliento, contar el tiempo acelerado y detenido, contar tus parpadeos. Quiero mi sangre convertida en fuego en la cerilla de tus dedos. Quiero mi naturaleza incendiada en tu derecho.



Revoltosas las caricias revolcadas en deseo, la fricción apresurada de tu instinto que se desespera por alcanzar al mío. El control al que me entrego de tus piernas, tu cadera, tu pecho; el arco carcelario de tus hombros, el tibio recoveco de tu cuello.


Quiero que quieras ver mi alma. Conocer el descontrol de mi deseo.



Quiero entregarte mi esencia liberada en mi mirada.


Espero que me atrapes, suplico que me implores, deliro con que me tomes.



En mis piernas, mi cintura, mis muslos, mis hombros, mis orejas ... degustes el suspenso, consientas la pasión, explores mis señuelos. En mis sentidos, despeines tus sentidos. En mi energía explotes tu placer.


Y seas viento, y sientas fuego, y corra agua, y vibres como el suelo.

En mis sentidos, mi placer, y mis gemidos...

13 de julio de 2010

PORQUE ES TAN FÁCIL DECIR TE AMO ..

... he pecado.
Traicioné el significado que le dabas; porque son sólo dos palabras que se escapan de mi boca apresurada. Porque oírlas te da gusto, pronunciarlas no me cuesta nada.
A mis oídos sordos de consuelos llega tu voz cuando lo dices y me avergüenza mi silencio. Y lo repito. Y lo que ves es mi sonrisa disfrazada de pudor que esconde la mentira que me quema. Y que no evito.

Y te preguntarás por qué ... Porque oírlas te da gusto, pronunciarlas no me cuesta nada.

Es sólo eso. No te seguiré mintiendo al esbozar una esperanza; al inventar que eres lo mejor para mí o al menos lo correcto, que con el tiempo te amaré, que el amor tiene distintas formas. 
Nada de eso importa. 
Ni eres lo que quiero, ni te amaré con el tiempo, ni te amo del modo en que me amas.

Decirte te amo es cada vez más sacrilegio, cuanto más conciente soy de que te miento.
Te lo digo a ti porque tú eres lo que tengo.
Porque a quien quiero decírselo no lo conozco, o quizá ya lo he perdido.

Te lo digo una vez más y me confieso. He pecado. Te he mentido.

... ¿Lo repito? 
Ella divagó entre letras. Buscando las preguntas que quería que él le hiciera. Buscando las respuestas que quería que él oyera.




Ella cambió las palabras que había escrito y tachado una y otra vez, por las que había oído, hasta el cansancio.
Ella mintió, pecó, perdonó y sanó; cansada de esperar lo inesperable en la tentación de no perder la última batalla. El orgullo esperanzado.
Ella siguió sus pasos en reversa y corrijió el rumbo.
Desistió de su coraje.
Dejó de perder el tiempo.

veo desde fuera la nitidez que a ti te falta y la claridad con que te empañas
escondida allí desde siempre, lo veo
escondida desde donde no me hieren porque no me alcanzan, porque no importan, porque ni siquiera me conocen

te veo entregarte a lo que no es para ti
huyendo;
volteo la cabeza para verte
para ver cómo te sacrifico
cómo te pierdo
y es que esa es mi costumbre; si uno de estos días dejo de perderte es porque habré muerto
y entonces sabré si hay mejor vida, porque entonces seré yo la que te espere
serás tú el que me encuentres

dudas de la decisión que ya es inevitable y yo asesino tus escapes repitiéndote el guión, por si olvidaste

y sigo estando sola y sigo muriendo frente al mar, como las olas
queriendo ir y volver, y lamentando y endureciendo la razón
Voy continuando.

27 de junio de 2010

¿Y si no alcanza?
Si no son suficientes los días y las noches que tengamos para borrar los años que perdimos.

Es la prisa de mi alma que te escribe ... 
Son las ganas de tenerte, de tocarte que me apremian. La paz de encontrarte; la certeza de que estés aquí y no más ahí.

¿Y si no te encuentro a tiempo? ¿Si no te espero? Si la soledad es más fuerte, si mi convicción desiste. ¿Qué será? ¿Adónde irá a parar este sentimiento de pertenencia? ¿Qué será de la única oportunidad de que lo nuestro sea único?
Si me conformo antes de tenerte, ¿Voy a olvidarte?

Siento angustia. La del perdón que quiero pedirte y ni te veo a los ojos. El perdón por la vida que viviste sin que estuviese ahí. Todas las noches me pregunto que más habrá sido, y a cada mañana ruego a Dios que apure los tiempos.
Dolor seco. Sin lágrimas. es la compañía indeseable del desamparo. Pienso en tí y sé que no sé nada. y quizás sea este mi modo de vivir, quizás sea mi destino el añorarte. 
Quiero correr detrás de tí y no te encuentro.

25 de junio de 2010

Construímos una vida, día a día, consumiendo realidades que no fueron creadas por nosotros, que nos son ajenas. Tradiciones, legados, cultura. Producimos las circunstancias que circunscriben nuestros actos, y nuestras manifestaciones. Y prescribimos también las de los demás. Cada conducta es más un reflejo de lo que creemos, que lo que creamos. Somos los autores de una vida material a cuyo autor intelectual desconocemos.

Algunos más, algunos menos.

Y tarde o temprano construímos una seudo realidad, como reacción a esa otra que asumimos pero no reconocemos como propia. En cuanto los años, el valor, la economía, nos lo permiten; o bien en cuanto los años, el valor y la economía se nos acaban.

Alternando, algunos más, algunos menos, entre ambas.
El interior desconocido es el interior oculto a mi contacto.

Es la señal de urbanidad de que reniego.

Es la medida en la que mido sus miradas.

Mi interior estereotipado en el exterior escogido y subyugado a mis deseos inconscientes.

Es mi animal definiendo sus detalles.

Es mi común escondido y conocido, sin comunicármelo.

Mi habitación desconocida es la contrariedad de mi interior misterio y mi exterior manifiesto.


Más que un sueño, es la ilusión que expresa mi realidad en desacuerdo.

23 de junio de 2010

Hubo algo que de repente me hizo descubrir que llevo mucho dormida. Quizás seas vos, tu determinación, la voluntad que hacía mucho no sentía.
Hubo algo que me despertó. Y doy gracias.
Hubo una cosa que volvió a girar cuando ya casi se había oxidado. Cómo no sé. Sólo vi su efecto en mi cabeza, sin comprender. Callé y enmudecí, sin presentirlo. Y me reproché, sin notarlo, haber dormido.
Un mundo gira sin cesar en torno a mi almohada desgastada de letargo.
No hay riesgo peor que dormir despierto. Es como estar muerto sin notarlo. Respiras, sonríes, caminas, lloras; y después de hacerlo algo más queda atorado en tu garganta. Y lo desconoces. Hasta que no puede más que sentirte desolado. Es algo que deja de funcionar y no lo sabes, un buen momento sin previo aviso se restablece, y te arrepientes por el tiempo transcurrido.
Dudas incluso por dónde empezar, pero asumiste el compromiso de lograrlo. Y comienzas. Y tropiezas con tu mente entumecida.
Quieres más y obtienes menos.

Tengo la cabeza atorada de pensamientos y proyectos que no despegan a la realidad. Tomo impulso y reniego de mis tiempos libres fuera de gobierno. Cuando queda en mis manos lo pierdo, si lo controlan no es lo que quiero.
Divago y cruzo espacios inacabados.

11 de febrero de 2010

Ella busca las palabras que no quiere decir, que quiere que las sepa. Él se escapa en un silencio helado.


Ella se rinde. Deja correr los momentos para no saber si está viviéndolos. Tirita, y se endurece. La ira reemplaza a la angustia y su rostro ya no lo ve con desesperación sino con desprecio.


Él simplemente no hace nada. Sabe que es exactamente lo que quiere. Dejar pasar el tiempo esperando lo que ella no pretenda. Traiciona a su destreza, a sus deseos. Culpa a su inteligencia.


Ella lo acepta. Despide a sus ganas de mostrarle que su necedad no lo es todo, y lo atraviesa. Sin voltear, sin esquivarlo. 
Solo de frente.


Él la siente pasar. La deja ir en su cobardía, su comodidad de no admitir que todo su universo es su creación enferma y defensiva. Que él no es lo que ve, sino los miedos que lo gobiernan. A los que les da el control, por complacencia. 
Por creerse a salvo.


Ella ya no espera. Ya no escucha. No comprende.
Ella lo perdona, pero no lo absuelve.


Ella lo extraña. Él la extraña.
Ella sigue buscando su sitio. Él continúa donde siempre.
14/01/10