19 de noviembre de 2009

La impotencia del dolor que no me deja y contra el que no puedo

La presión de una obligación que no me corresponde
El odio frente a la inoperancia y la hipocresía

La culpa de mi fe idealista y mi humanismo tántrico
El desvelo de las preocupaciones

La pérdida del valor, la entereza y la conciencia

 El vacío del desgano y la decepción


La esperanza y la ansiedad del cambio.


¿Cuál es la verdad, si de buscar y no encontrar no te queda ánimo de querer nada? Si no lo dices por tratar de impresionar, ni molestar ni capturar su atención ni sus miradas. Si en el vacío solo encuentras cuánto subestiman a la soledad y continúas disfrutando del placer de la caída ... Porque lo sientes, paladeas la dulzura de mecerte por inercia lentamente, sin voluntad, y por lo tanto sin esfuerzo; te incendias en la vertiginosa y acelerada fricción de la materia y el espacio, hueco, que resiste tu llegada ...
 Y aún sabiendo que debe terminar, sabes también que no es el tiempo. La cortina está cerrada y tu mente no reacciona, y sobre todo insistes en estar sola. Y por amor y honestidad te lo respetas.