27 de junio de 2009

Los días pasan, mas no pasa el tiempo. Los días cambian, pero sigo viviendo el mismo. Estás lejos y estoy lejos; cuanto más te busco más me pierdo, más huyo de mi y más te encuentro, más cerca de ti y con más miedo.

Creo oír de ti lo que yo quiero, creo sentir como un lo siento tus susurros. Cómplices del juego que no acabamos, ni vencemos, ni perdemos. ¿Es real? ¿Lo estás sintiendo? ¿Por qué no dices si lo piensas? Yo me consumo en tu silencio. Y me dejas dudar por puro gozo, me dejas ver donde está ciego lucecitas que se asoman sonriendo.

Persigo entre mis días la razón por que me quedo, fútil y vana está ante mi como un lamento. Añoro un sueño que no sé vivir y vivo aquél que no sé si quiero. Si me pregunto por qué actúo sin control no me contesto, caprichoso afán que cuido con recelo, y aún así protejo con pudor la verdad de mis secretos. Empujo en contra del viento, un poco más, y tiro cuencos al vacío si me desenfreno ante el fracaso de mi huir al descontrol sin voluntad de mis talentos.

Finjo tener más que mi misma por no ver que no te tengo.
Porque no vean que te espero me dibujo nuestro tiempo, de cada día nuestros besos.

Tu vos suena cuando ya casi no escucho aturdida por mis latidos, y lo demás se desvanece, sólo somos tu sonido y yo. Tu voz parece acercarte y cuando lo hace no resisto las ganas de ceder a ti. No sé si es que no es mutuo o temor a la realidad, pero no rompes la crisálida de nuestros nombres. La condición del simple envase en que nacimos. Es una circunstancia entre tú y yo que no supera la forma en que vibramos, la forma en que deseamos ir más cerca. Lo sabes, y hay pudor. Y falta entrega. Y sobran restos del pasado que marcó nuestras vivencias.

No sé qué es lo mejor cuando lo pienso. Sin dar un paso atrás, sin avanzar. Sólo hacemos equilibrio en un lugar que no nos gusta, al que no podemos renunciar, y desde el que no podemos continuar.
Nos hacemos tontos para negarlo. Que es más fácil huir que mirar a los ojos y decir te amo.
Porque un tiempo después habremos de tener que decidir cómo seguir un poco cuerdos; en medio de lo que será el decir y el repetir.

¡Con qué agonía te presiento! Necesito de ti a mi lado y no puedo llamarte por el pánico al deseo, y a lo que vendrá si dejamos de esconderlo.

Cómplices que huimos del amor y de nosotros mismos, el espacio que distancia nuestros ojos cobra cuerpo en cada mirada que sostienes, cada juego pícaro en que uno empuja y el otro retrocede. Sin saber si podemos dejar de hacerlo, sin tener el valor.

21/02/08

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Fala pra mim...