27 de junio de 2009

En el fondo de todo lo que piensas siempre espera ella. Escondida tras velos de virtudes que no son más que los tributos a una necia. Aún cuando crees decir palabras bellas, y más aún cuando se oyen sinceras. No importa cuánto te esfuerces por callarlas siempre encuentran el modo de colarse entre tus fallas; y entonces ves en el reflejo de tu cuerpo que se dibuja en sus pupilas los síntomas odiados de su compañía. Y no escapas porque no puedes sin dejar de preguntarte si es que quieres. Pues su presencia son causal de tu belleza, lo repruebas y lo sabes.

Frente al temblor de estas líneas divulgas lo que entiendes de ti misma; desnudas tus cabellos y cubres tu cálido vientre en un círculo vicioso que no rima. Que si habla te difama, si calla te asesina.

Buscando la razón de tus mentiras surgen sombras que son las mías, surgen las miserias que esperan escondidas en el fondo de cada pensamiento, en cada vez que actúas. Miserias llamo a cada instinto ingrato que mucho científico alardea superado. Cuando no están a más distancia que un paso.

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